domingo, 19 de abril de 2009

La Argentina silenciosa I

Existe un grupo grande de argentina/os silenciosa/os que hacen lo que deben hacer para ganarse honesta y rutinariamente su sustento. Por ella/os existe una nación.

Y también hay un conjunto de ciudadana/os que van un poco más allá de sus deberes y empeñan cotidianamente una parte importante de sus vidas para que las cosas mejoren en los diversos campos de su quehacer: la salud, la educación, la política, la religión, la empresa, el gremio, los medios de comunicación, etc. Por ella/os existe la esperanza.

En el ámbito de la salud pública hay que destacar un ejemplo que nos demuestra porqué todavía somos una nación y porqué existe la esperanza de un futuro mejor.

En el año 2007, cuando no encontraba en mi servicio social privado la respuesta a un problema en la boca que resultó mas serio que los que esperaba, mi médico clínico de confianza me orientó a la Facultad de Odontología- Cátedra de Estomatología. Allí me atendieron con dedicación y respeto, y finalmente me dieron el diagnóstico que necesitaba. La solución a mi problema, por consejo de los mismos profesionales de la cátedra, la encontré en el servicio de Estomatología del Hospital Municipal Maria Curie, en Parque Centenario. Con un trabajo muy serio y artesanal, un grupo de estomatólogos y oncólogo especializados me curaron de una enfermedad que los cirujanos de mi servicio privado me habían propuesto abordar de manera drástica y probablemente traumática, reemplazando parte de mi paladar afectado por un tumor, por hueso extraído de otra parte de mi cuerpo, por medio de una compleja y seguramente costosa operación. A medida que fui superando los momentos iniciales de mi enfermedad, de mucha tensión y angustia para mí y mi familia, mandé sendas notas a los servicios de Estomatología de la Facultad de Odontología, primero, y luego del Hospital Maria Curie, dejando expreso reconocimiento a la dedicación y labor realizada, y a la contención recibida.

Ahora -marzo 2009- que el síntoma reaparece, seguramente porque no le presto la debida atención a mi salud sumergido en un quehacer cotidiano quizás excesivamente intenso, encuentro el mismo nivel de excelencia en la respuesta que mi problema necesita. Por eso deseo hacer público el trabajo de este grupo de mujeres y hombres que con su labor cotidiana, silenciosa y comprometida nos confirman que la nación Argentina existe, y que podemos tener la esperanza que las cosas mejorarán.

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